Mi ropa ya no es el vetsido de ayer. Ahora, simplemente, es un pedazo de traje desgarrado. Ando entre el salón que un día había sido hermoso. ¿Qué ha pasado?
Veo personas por los suelos. Reconozco a los Legendre, están todos muertos.
Paso entre dos alumnos. Me arrodillo y les compruebo su pulso. Nada. Un par de lágrimas caen por mi mejilla. Una por cada uno.
Me levanto y me acerco a las personas que sí que están vivas. Dos de ellos se han desmayado. Les tomo el pulso: están vivos y fuera de peligro. A la chica se le ha realizado un conjuro de curación no hace mucho. Eso la ha salvado.
El chico parece menos grave, está mejor.
Me acerco a Lyon. Él está en perfectas condiciones gracias a Alice, que le ayudó al momento. Sólo tiene que descansar unas horas más.
Por último me acerco al más temido: Nade. A su lado se encuntra Kyoko. Está exhausta.
-Ven aquí, pequeña.
La tomo entre mis brazos. Aún vestida ella de novia, puedo con su cuerpo.
-Kyoko, tienes que descansar.
Con un conjuro, los cadáveres quedan tapados con una sábana blanca. Por último, unas nuevas palabras salen de mi boca y los heridos se elevan, siguiéndome cuando salgo del salón con Kyoko entre mis brazos.