Salón de boda.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 8:51 pm

La boda. Su boda. Esa boda.
Mi mano aprieta ligeramente la de Alice. Estoy hoy junto a ella. Mi luz, mi vida, mi ilusión. Ella, tan bella, me aseguraré que sea la próxima en contraer matrimonio. Le propondré matrimonio después de esta boda, lo prometo. Oh Alice, ya verás, seremos felices.

Las palabras del Director no hacen más que acrecentar mis deseos. Como él ha dicho, la "unión es para siempre". Mi lazo con Alice es para toda la vida, lo presiento. La observo, tan bella vestida que va. Es increíble lo guapa que está hoy. Además está nerviosa, lo que la hace más adorable.
Aplaudo con las últimas palabras del Director. Son nobles y profundas, tal y como es él. Mi mirada va directa a los novios: son tan felices que hasta me llega a mí parte de su emoción. Dejo que esa sensación me invada por completo, haciéndome más alegre por momentos.

Mi traje, elegante y moderno, me hace parecer más juvenil. Alice me ha hecho ponérmelo. Yo habría venido en vaqueros con toda mi buena intención, pero si lo hubiera hecho, cierta ángel me estrangula con amor. Sonrío de forma infantil al imaginar la escena.

Todo se rompe de pronto. Unos golpes muy acusados suenan en la puerta de entrada al salón. Esta se rompe y sale disparada. Mi mente está paralizada, pero mi cuerpo no. Veo la puerta que se dirige directa hacia nosotros. Un momento, va hacia una persona en concreto: Alice.
No, ella no. Alice no puede ser la que reciba ese golpe. Prometí protegerla de todo lo que pudiera suceder, y es lo que voy a hacer.
Me pongo frente a Alice, extendiendo los brazos al máximo y esperando a que el golpe por fin llegue. Sólo sé que ella no merece ser dañada y que, en caso de lucha, Alice es mucho más útil que yo.

Un golpe seco me da de pleno en la cabeza y en el tórax. Me quedo sin respiración, notando a mis pulmones luchando por recuperarse del golpe. Mi cabeza está serena, magullada, pero sin dolor. Es un gran alivio por mi parte que no la sienta.
Cuando pensaba que el golpe no había sido para tanto, un hilillo de sangre corre por mi mejilla. Mi brazo derecho, aún extendido, se dobla hasta que mi mano toca mi cabeza, buscando el lugar del daño. Al encontrarlo, un fuerte pinchazo me llega a la sien, haciéndome estremecer de dolor. Aún estoy en pie, pero eso va a cambiar rápido, ya que todo se desvanece rápido. Mi visión se ha vuelto borrosa y mi oído ya no capta los sonidos como antes. Siento a mis pies fallar, que ya no me sujetan al suelo. Estoy flotando y noto cómo todo deja de tener sentido. Lo último que veo es la cara de Alice, preocupada.
-No...te preocupes...estoy bien.
Mi voz, que a duras penas sale de mi boca, es un murmullo, pero que seguro que ha llegado a oídos del ángel. Caigo desmayado al momento.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 8:52 pm

Me encontraba en la sala donde iba a tener lugar la boda de mi hermana, con un elegante vestido negro, con unos brillantes tirantes del mismo color, finos. El vestido caía hasta las rodillas. Me lo había puesto únicamente porque le agradaba a Lyon.

Suspiré y me apreté con más fuerza a la mano que Lyon me apretaba. Estaba muy nerviosa, y no dejaba de moverme. Era la boda de Kyoko, con tan solo 18 años…aunque con un hombre maravilloso. Conocía a Nade desde mi adolescencia, y fuimos muy buenos amigos. Sabía que cuidaría de Kyoko y eso, me reconfortaba en gran medida. Además, conocía el amor que ambos se profesaban y eso solo me hacía henchirme de orgullo y alegría por los dos. Hoy, era un día muy especial para ellos, un día donde se iban a unir y nada los separaría. Nada.

Rememoré cuando Kyoko me habló de que esperaba un hijo y mi sonrisa se ensanchó más. No había ninguna duda de que el bebé estaría rodeado de una familia que le amaba: Sus dos padres, que, se amaban profundamente y que además amaban al hijo fruto de su amor; yo y Lyon, quien, estaba segura que cuidaríamos del infante como si fuera nuestro propio hijo; Dimilih y Adam, los mejores amigos de mi hermana, que la querían profundamente y que eran una hermana para ella y que la protegerían; Derdrak y Adara, muy amigos de mi hermana y míos, que nos habían apoyado siempre y, finalmente a todo el mundo que se encontraba entre el público, porque así manifestaban cuanto deseaban la unión de los novios y el apoyo que les profesaban.

Sonreí con gran emoción y miré a la cara a Lyon. Él me sonrió tranquilizadoramente y
yo me acerqué a él, apoyando mi cabeza en su hombro derecho. Oh, cuánto le amaba. Siempre le había amado y estos sentimientos dudarían para siempre, nunca se extinguirían, de eso estaba segura. Reí con risa nerviosa y miré alrededor. Los invitados, comenzaban a sentarse y a un lado, los dos novios que pronto serían más que marido y mujer. Quería seguir los pasos de mi hermana, quería pasar la vida con Lyon…

Escuché las nobles palabras del director y sonreí ampliamente. Cuánta razón tenía. No me cabía duda de que todos pensaban igual que él. Me hinché de orgullo al contemplar la estancia y los ojos e me anegaron en lágrimas al pensar en la felicidad que disfrutarían y compartirían Nade y Kyoko, y que nunca se pagase.

Aplaudí mientras asentía con la cabeza, y me maravillaba a mi misma por el resultado que tendría este matrimonio. Lo deseaba muchísimo, al igual que deseaba el bienestar de Kyoko y Nade.

Miré a Lyon y por primera vez vi lo atractivo que se encontraba. Me encantaba el traje que llevaba, y, sin duda, le favorecía enormemente. Deseé tenerlo solo para mí, que pasásemos toda la vida juntos, sin molestarnos en nada más que en nuestra felicidad. Le estreché con más fuerza la mano, signo de lo mucho que le amaba y atrayéndolo hacia mí, un poco más, haciendo que el pequeño espacio que nos separaba se hiciera mucho más estrecho.
Le miré a los ojos y vi lo que deseaba ver. Mi amor crecía por momentos, nunca se apagaría, estaríamos juntos para siempre. La sola idea de ello me hacía que todo mi cuerpo temblara de alegría y que se me iluminaran los ojos. Le sonreí con amor. Cuanto le quería.

Le besé rápidamente, pero con el mismo amor que siempre había sentido hacia él y con una infinita ternura.
Estaba segura que no me iba a separar de él nunca más.

Algo me hizo volver a la realidad: Unos pasos y extraños provenientes de los pasillos, que se iban haciendo más sonoros conforme ser acercaban al lugar donde tendría lugar la boda. Los invitados murmuraban con unos y otros, intentando dar una explicación a aquellos golpeteos. Mi instinto me decía que no era anda bueno. Fruncí el ceño y miré a Lyon rápidamente, con una mirada de complicidad y preocupación.
Pronto mis sospechas se hicieron realidad al ver la figura de Damian y Aileen en la puerta. Miré rápidamente a Kyoko, y contemplé su cara de pánico y dolor. Era su día y los Legendre habían decidido estropearlo. Al oír que Damian decía que se oponía el odio comenzaban a crecer en mi interior. Vi como la puerta venía hacia mí y amenazaba con caer sobre mí, haciéndome el mayor daño posible. Lo miré horrorizada, aunque no me moví de allí, fui completamente incapaz. Al ver como Lyon se colocaba delante de mí, con afán de protegerme, el pánico me invadió. Intenté apartarle, pero estaba paralizada
-¡¡Lyon!!-grité esperanzadamente su nombre, aunque éste no se apartó, y la puerta cayó sobre él. Cuándo vi la herida que le había hecho en la cabeza, el pánico creció.

Oí sus palabras tranquilizadoras, aunque mi preocupación fue en aumentó cuando cayó desmayado.
Le curé con pañuelos la herida, haciendo que sanara desesperadamente. Le lancé hechizos curativos y la herida mejoró. Cuando me aseguré por fin de que no estaba infectada y que estaba cicatrizando, cogí mi chal y lo usé como venda. Se lo vendé rápidamente y deposité a Lyon a un lugar en la estancia donde creí que estaba lo bastante seguro. Le di un beso en los labios suavemente, casi sin rozarlos y oí los gritos
de pánico de mi hermana. Corrí hacia ella, expectante. La iba a proteger, de eso estaba segura.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 8:56 pm

*Tuerzo el gesto y me coloco al lado de Sel y Adam, dispuesta a servir de algo. Extiendo las alas blancas y relucientes. Asi extendidas eran toda una preciosidad y no eran precisamente pequeñas. Miré a los personajes con rabia. Estaban interrumpiendo algo muy bonito, y eso no se podía permitir*

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 8:56 pm

Ante la pregunta de Derdrak, nadie va a oponerse, estoy segura. Todos los aquí presentes estamos deseosos de que por fin se unan en matrimonio estas dos personas que todos apreciamos. Dirijo mi mirada hacia Derdrak unos segundos, otros van para Nade y Ky, y los últimos, a Adam. Él no me presta ahora atención, pero siento que está mirándome tan intensamente como lo hago yo en estos momentos.

Unos golpes, cada vez más intensos, me hacen olvidar todo por unos segundos. ¿Qué ocurre? Siento que algo no va bien. Tal vez sea un invitado retrasado...quién sabe...
No. No es eso. Es algo malo.
Mis sospechas se confirman cuando Damian y Aileen irrumpen en la sala. Mi mirada es de odio total para ellos. ¿Qué hacen aquí? ¿Cómo se han enterado?
Sigo mirándoles con mi mirada más fría. Aprieto la mano de mi novio significativamente. Tengo miedo. Estoy furiosa. Siento rabia y terror. Por favor, que alguien me despierte ahora. Pero no es un sueño, está pasando.

Mi silencio demuestra mi enfado. No soy capaz de articular palabra, pensando en quién se ha atrevido a decirles a esos indeseables este acto tan puro.
La respuesta no se hace de rogar: de entre el público sale la traidora que ha hehco que todos estemos así. Estelle. No podía ser otra. El odio que ahora me corroe es infinítamente mayor que antes. Que Estelle no hablara con nadie era sospechoso, pero lo dejé correr. Ahora todas las piezas encajan, y me siento como una imbécil.

Las cosas no mejoran con el incidente de la puerta. Mi miedo crece, y yo me junto más a Adam, nerviosa.
Mi mente bulle de pensamientos extraños, incoherentes. Estoy asustada, muy asustada.

Adam, en un acto impulsivo, me protege, poniéndose frente a mí. Estoy paralizada, pero me obligo a ver por un lado del cuerpo de Adam. Quiero saber qué ocurre. Quiero luchar. Hay que defender a todos. Lo vamos a hacer.
Aferro con fuerza la mano de mi vampiro, poniéndome a su lado, ya sin miedo que me paralice. Estoy asustada sí, pero no voy a dejar que el mieod acabe con todo. Defenderé a las personas que quiero con toda mi alma.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:03 pm

Damian tenía los ojos castaños fijos en la futura esposa del profesor de Pociones. Su mente esataba ajena al caos que había producido su llegada. Ni siquiera oía ya a sus aliadas traidoras, solo le apetecía matar y destruir.

Se abrió paso entre el público, a veces a empujones y a veces con hechizos menores. La energía mágica que se empezaba a concentrar en su mano hacía que cada vez fuera más pesada, pero él había recivido una larga instrucción por la cual podía aguantar mucha más energía que la que la gente normal fuera capaz de soportar.

Aquella tarde el Legendre se sentía mucho más excitado que de costumbre, y eso podría ser un punto menos a su favor. El hechizo que tenía en mente ya era poderoso de por sí, pero cargado con la ira que sentía en aquellos momentos, se había convertido en algo letal que podría llegar a dañar a más gente que no fuera su objetivo.

Las palabras salieron de sus labios un momento antes de que levantara la mano en dirección a Kyoko Meren, que estaba unos metros de él. Cuando lo hizo, enormes volutas de humo rojizo se materializaron frente ella.
Se deslizaron por el aire como si fuera serpientes y dirección de las fosas nasales de la novia. El gas tóxico era letal para un ángel como ella, y era una de las muertes más dolorosas que existían.

Tenía que esperar unos segundos hasta que las serpientes de humo llegaran a ella, pero no le importó. En aquel momento, disponía de tomo el tiempo del mundo.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:04 pm

Seguí apretando la mano de Kyoko, mi Kyoko. Oh dios, cuanto la amaba ¿Se podía amar a alguien con tanta intensidad? Estaba claro que se podía. Faltaba menos de un minuto para que estuviéramos casados. Tenía tanta emoción en mi interior que creía que no podía contenerme más sin coger a mi bello ángel en brazos y abrazarla. Nunca en mi vida habría creído que me casaría con una mujer tan magnífica. No existían suficientes palabras para describirla, el vocabulario era demasiado corto. Ella era mi ángel blanco, mi vida, mi amor, mi prometida y pronto, mi esposa. Me sentía con una fuerza increíble, como si un nuevo sentimiento estuviera naciendo en mi interior o aumentando de tamaño. Me sentía el más afortunado del mundo por tener a Kyoko a mi lado. Creía que nada, absolutamente nada podría separarnos. Nadie ni nada separaría este amor, ni siquiera la muerte. Este amor que procesábamos era demasiado grande y poderoso, que estaba seguro que cuando abandonáramos este mundo el recuerdo del sentimiento mutuo seguiría permaneciendo como un simple recuerdo, una simple esencia que nos recordaría. Until the end. Hasta el fin.
La miré y me contuve para permanecer sereno ante la belleza que miraban mis ojos. Ella estaba asombrosa, con las mejillas levemente coloradas y con los ojos brillantes de emoción. Ella también me miró y intercambiamos unos segundos de amor. Parecía que nos habíamos olvidado de la ceremonia.

A la vez giramos la cabeza y miramos a Derdrak que se preparaba para decir las palabras finales para concluir nuestra unión. Esperé pacientemente para que dijera la última frase.
Una vez dicha miré al público. Sabía que nadie se opondría. No contaba de enemigos, por lo menos, no de demasiados y este reducido número no estaba en la boda.
Observé las caras de mis amigos. Alice estaba junto a Lyon, mirándolo con los ojos repletos de amor. Adara permanecía en el público mirando atentamente. Y los demás estaban expectantes.
Ahora estaba seguro, nadie se opondría. Sonreí pero esta sonrisa se borró de inmediato al oír fuertes golpes en la puerta. Noté la mirada de Kyoko, pero yo no podía mirarla. Estaba pendiente en la gran puerta.
Noté la tensión de los invitados. Entonces, la puerta se abrió.
Dos personas entraron por ella, vistiendo elegantes trajes antiguos. Mi corazón estaba a punto de salirse: Los Legendre.
Noté la furia en mi interior. Todos los miraban con ojos temerosos. Apreté los puños sin soltar la mano de Kyoko. Maldita sea.
Damian comenzó a hablar con un ligero tono sarcástico. Luego, la francesa. Los dos hablaban con odio hacia nosotros. Querían matarnos.
No consentiría que dañaran a Kyoko, a ella nunca.

A penas noté como Lyon caía inconciente porque algo atrajo mi atención. Una bella joven salió de entre el público. La reconocí como la francesa que vino de intercambio: Estelle. Asombrado la miré con furia en los ojos. Traidora.
Había estado espiando. Seguramente sería ella quien les habría informado de la boda.
Estreché la mano de Kyoko mientras miraba con ira a los Legendre. A Damian, a Aileen y a Estelle.
Oí un grito entre los espectadores y la sonrisa de Damian,
Había estropeado el día de Kyoko. Nuestro día. Nuestra boda. Fruncí el ceño. Lucharía contra ellos. No iba a dejar que Kyoko luchara, estaba embarazada y temía tanto por su seguridad como por la de nuestro hijo. El pánico me invadió. Si mi ángel… si mi ángel moría…
Miré a Kyoko. Había jurado protegerla y eso es lo que haría. No dejaría por nada del mundo que ella muriera por esos… humanos. Eso nunca.
Negué con la cabeza y dirigí mi vista a Damian.

Noté como todo el público comenzaba a gritar y a correr. Había gente que intentaba esconderse, otros que protegían a sus parejas, pero parecía que todos estaban dispuestos a luchar.
Bien, los Legendre morirían en esta sala, de eso estaba seguro.

Noté la mirada que Damian dirigía a Kyoko y me estremecí. Kyoko por su parte estaba paralizada. La estreché contra mí y noté como cerraba fuertemente los ojos. Sentí como toda la alegría de la ceremonia se esfumaba de un plumazo. ¿Cómo era posible? Intenté disimularlo con unA mueca. Sentía tanta pena, tanta pena por Kyoko…
Me intenté animar mientras pertenecíamos paralizados a la vista de todos. Ni siquiera noté como Alice se ponía en el lado de Kyoko y intentaba reanimarla.
Me obligué a reaccionar.

Todo estaba pasando muy rápido. Luchas, lágrimas, sonrisas por parte de los “malos”
Abracé a Kyoko y le di un tierno beso. Tenía miedo, mucho miedo de que fuera el último.
Caminé cuatro pasos largos para entrar en el campo de batalla. Entonces, me giré rápidamente. Miré a Damian que con una mirada siniestra movía las manos y decía un hechizo en dirección a Kyoko. Mi Kyoko. Mi ángel. Mi vida. No podía morir. No ahora.
Kyoko seguía sin reaccionar, su mirada estaba perdida. No se daba cuenta. Creía que todo iba a acabar. La conocía demasiado bien. Era pesimista, aunque estaba seguro que reaccionaría enseguida. Por eso me había alejado. Damian había aprovechado para atacarla. Me maldecía a mi mismo.
Kyoko giró la mirada, pero el hechizo ya la iba a alcanzar. No había tiempo. Mi Kyoko iba a morir. Mi amor. No podía permitirlo. Oh, la amaba tanto. No merecía morir. No lo iba a permitir. Iba a protegerla. No iba a dejar que su cuerpo cayera en el suelo, inerte. Eso nunca.
Mi ángel, mi ángel blanco. Mi bebé. Mi hijo.
Damian iba a matar a las personas que más quería en el mundo. ¿Por qué? ¿¡Porque?!

-¡¡¡¡Kyoko!!!!

Casi no me di cuenta de lo que pasó en los últimos momentos de mi vida. Vi la cara de mi amada llena de agonía y terror cuando me interpuse entre el hechizo y su vida.
Cerré los ojos con fuerza luchando por el dolor. Mis rodillas se doblaron y caí al suelo con lágrimas en los ojos.
La vida se me escapaba por cada segundo. Una herida en mi pecho sangraba copiosamente. No había manera de curarla.
Como pude abrí los ojos y descubrí a una Kyoko agarrada a mi cuerpo pronunciando mi nombre. Oh, dios, con que dulzura lo pronunciaba. Me parecía que ella era el ángel de la muerte. Mi pequeña ángel.

-Ky… oko… Cuida al bebé… y…, se… feli… amor mío… -Dije como pude mientras la vida se me escapaba. Cerré los ojos y dejé que la muerte me llevara a sus fríos brazos, dejando de esta forma un simple recuerdo de mi existencia a las personas que más amaba, una simple esencia, un simple amor que perdurará siempre. Lo único que quería era que Kyoko fuera feliz, con su hijo, con nuestro hijo… y que no me olvidara… jamás..
Finalmente dejé que la muerte me llevara suavemente, silenciosamente.
Adios ángel mío… adiós Kyoko Meren…

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:07 pm

Noté como el amor crecía en mi interior cuando Nade me apretó la mano. Faltaba muy poco tiempo para estar casados, para compartir mi vida junto con la de Nade.
Pensé en el momento en que nos conocimos. Todo fue idea de Dim y de Eli, querían buscarme pareja y encontraron a mi alma gemela. Me sentía profundamente agradecida por ellas dos. Gracias a mis amigas estaba aquí, junto a Nade, vestida de blanco y esperando un hijo.
Mi vida ahora mismo no podía ser mejor. Me sentía tan despreocupada, tan libre, con tanta libertad en mi interior. Todo gracias a Nade.
Nade era para mí todo. Era maravilloso a mis ojos. En realidad no me importaba demasiado su físico, a pesar de ser muy atractivo. Le quería tal y como era.
Suspiré tomando aire y expulsándolo. Sentía mucho calor.

Giré mi cabeza esperando a que Derdrak terminara diciendo la última pregunta. Para mí, la menos insignificante. Sabía que si alguien de los invitados decía que se oponía a nuestra unión Derdrak seguiría la ceremonia. Simplemente nuestro amor era demasiado profundo como para importarnos que una persona estuviera en contra. Nos casaríamos igualmente y fundaríamos una familia, aunque todos los invitados se opusieran, cosa que era muy poco probable.
No pude más que sonreír con una adorable sonrisa. Noté la mirada de Nade y me sumergí en sus maravillosos ojos durante unos segundos. En los ojos de los dos estaba reflejado el amor y las ganas que teníamos el uno al otro de abrazarnos y permanecer así durante mucho tiempo.

Giré la cabeza a la vez que Nade para mirar a Derdrak. Sonreí a Derdrak y al Director con una leve sonrisa y esperé cuando Derdrak pronunció la pregunta. Noté como Nade miraba al público examinando a todos. Yo, por mi parte también miré sonriendo a Dim y a Adam, que estaban colocados en primera fila.

Entonces, un silencio sepulcral se hizo en la sala cuando varios golpes se oyeron en la gran puerta. Finalmente, la puerta voló por los aires. Miré a Nade pero el estaba pendiente en los personajes que habían aparecido por ella: Damian y Aileen.
Un escalofrío me recorrió la espalda. Esto no podía estar pasando. No era posible. Cerré los ojos con fuerza y luego, los volví a abrir al escuchar una voz terrible. Damian estaba hablando con una media sonrisa malvada en su rostro. No me percataba que estaba temblando a pesar que hace unos momentos antes había tenido calor.
Luego, una fría voz, casi sobrenatural continuó. Me estremecí y no pude contener que una lágrima resbalara por mi mejilla.
Mi boda, mi boda con Nade había sido estropeada… por… aquellas criaturas malvadas.

Apreté la mano de Nade cuando, entonces, una chica, ya conocida por mí se adelantó cuando se hizo de nuevo el silencio: Estelle.
Abrí los ojos de par en par cuando comenzó a hablar. Nos había traicionado, todo este tiempo… había mentido. No era de los nuestros… era de los “suyos”

Entonces, mi mirada se perdió en la lejanía, sin saber muy bien como. La esperanza me abandonó como si nunca la hubiera tenido, como si nunca hubiera permanecido en mi interior. Me sentía desolada. Creía que nos iban a matar a todos… y que no había escapatoria…
Pensé en Nade, en mi querido Nade y deseé que no se separa de mí. Apenas notaba el alboroto de mi alrededor ni las palabras que algunos me dirigían. Sentía el impulso de llorar, pero no. No iba a dejar que esos desgraciados me vieran derrotada.
Había que luchar, de eso estaba segura. Sin embargo, no conseguía salir de ese abismo en el que había entrado.
Nade permanecía a mi lado, cogiendo mi mano.

Entonces noté como sus dedos se separaban de mi mano. Quise gritar su nombre y decirle que se quedara a mi lado, que no se hiciera daño, que se protegiera al mismo y no se preocupara por mí… Pero el abismo no me dejaba salir. Me quedé paralizada, temblando y con la mirada perdida.
“Por favor Nade… no te hagas daño… “

Un frío me recorrió al espalda y vi como un hechizo iba directamente a mí. Alice me intentó apartar pero mis pies no reaccionaban. ¿Qué me pasaba? ¿Había perdido la esperanza?
Cerré los ojos y esperé a que la muerte viniera.

Oí un grito llamándome. “No, Nade, no vengas” Le intenté decir pero mi boca no se abría. Las lágrimas caían por mis ojos. Cuando esperaba ya que el hechizo me diera algo se interpuso haciendo de barrera.

-¡¡Nade!! –Grité. En apenas milésimas de segundos el cuerpo de Nade caía al suelo. Las piernas me fallaron. Había sido una estúpida. Me había paralizado el miedo. Era una cobarde y por mi culpa…
Me arrodillé junto al cuerpo de Nade. Veía todo borroso. Quería que fuera un mal sueño. Por favor… Por favor…

-Nade… Nade… Nade… háblame… te vas a poner bien… de verdad… -Dije, a pesar de que no lo creía. Oí sus palabras y le besé con fueza, como si aquello pudiera devolverlo.
-¡¡Nade!! –Volví a decir cuando cerró los ojos –Por favor Nade… te amor… amor mío… no me dejes sola…
Mi sueño, mi pesadilla, se había cumplido mi pesadilla. La misma imagen, los mismos sentimientos.
Mis ojos estaban llenos de lágrimas. Mi Nade había muerto. Mi Nade… mi amado… Había muerto para protegerme la vida…
Ahora solo quedaba un recuerdo de su sonrisa, su maravillosa sonrisa que me cautivó, su risa… sus palabras de amor.
Todo había desaparecido junto con la persona que más quería. Otra persona que se había ido de mi boda, pero esta vez, una herida se había abierto en mi corazón… una herida que nunca sanaría.
Besé su frente mientras mis lágrimas mojaban su cara.
-Te quiero Nade Williams… con toda mi alma…

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:11 pm

La confusión se había apoderado de la sala, la mayoría de los invitados ya habían reaccionado, levantándose de sus asientos. Gritos, quejidos, amenazas… todo ello envolvía el gran salón de la mansión rompiendo bruscamente la serenidad que momentos antes había reinado.
Aileen se había quedado en la entrada, inmóvil observando en una postura aparentemente tranquila lo que sucedía. Antes de actuar, debía de examinar escrupulosamente cada minúsculo detalle, pasar por alto algo podría suponer su perdición.
Percibió como Damian se movía al lado suya, en un movimiento casi imperceptible para cualquiera. Sabía que se preparaba para realizar su primer ataque, su vista estaba fija en una persona en concreto: la novia. Ya había determinado su objetivo y se disponía a atacar.
Pero alguien más además de ella se dio cuenta de las intenciones del Legendre. Al tiempo que de las manos de Damian salía un mortal rayo rojizo, el novio se interpuso en la trayectoria del hechizo, impidiendo de este modo que impactase contra su prometida.
Una macabra sonrisa se dibujó en el impecable rostro de Aileen, las razas inferiores precisamente se caracterizaban por la estupidez que guiaban sus actos. El joven profesor había decidido morir en lugar de su amada. Un acto heroico inútil, pues la chica moriría de todas formas, a juzgar por la mirada insistente que le dirigía Damian.
La sangre manaba copiosamente del pecho del novio, era imposible que sobreviviera a ese ataque, iba a morir en el acto. Aileen volvió a experimentar la adoración que ya conocía hacia el Legendre, se sentía enorgullecida de que perteneciera a su mismo bando. Quitando pequeños detalles, nunca había observado en todo su esplendor el poder que la naturaleza le había regalado a aquel humano, era increíble e incluso se podría decir que hermoso. Había acabado en menos de unos segundos con la vida de un despreciable vampiro, y no había perdido la perfección que lo caracterizaba. Ninguna gota de sudor ensuciaba su rostro, ni se adivinaba en él ningún rastro de cansancio, conservaba el atractivo, algo que nada le iba a arrebatar jamás.

Cruzó una mirada cómplice con él. Sus ojos azules se clavaron en los suyos durante un tiempo escaso, pero suficiente para dar a entender todo. La mirada de la chica seguía siendo fría e inescrutable, impredecible. Pero sabía que el chico ya conocía sus pensamientos sin necesidad de que los expresase mediante palabras o expresiones.
El primer golpe ya había sido dado, el ataque que había dado comienzo a la batalla. Y ya íbamos ganando, era alentador pero no debíamos dejarnos esperanzar ni bajar la defensa en ningún momento. Damian parecía entenderlo también así, era una manera silenciosa de desearnos suerte.

Su mente ya había memorizado las localizaciones de cada uno de los presentes, y lo que hacían o predecía que iban a hacer de un momento a otro. ¿Por donde empezar?
Ella misma lo tenía muy claro, y lo sabía antes de asistir a la mansión. No le interesaba cualquiera de esos miembros de razas indignas, tenía una deuda que debía de haber saldado hace mucho tiempo y este era el momento perfecto.
Ya no había motivos para permanecer impasible o intentar controlar el deseo de venganza. Antes habría actuado precipitadamente ahora actuaba lógicamente.
Todo a su alrededor eran rostros borrosos sin nombre, solo había dos figuras que permanecían nítidas en su visión. Como cabría esperar estaban una junto a la otra. El vampiro se colocaba delante del ángel, intentando tal vez ejercer de coraza.
Su mirada se dirigió de nuevo al cadáver que yacía en el suelo, había muerto en un estúpido acto de demostrar su amor. Volvió a mirar a la pareja de ángel y vampiro, no tardarían en acabar del mismo modo. Y no sería ella la que los llevaría a ese estado, serían ellos mismos, armados con su inagotable estupidez, los que se ganarían un sitio entre los muertos.
Acarició esta idea, nunca había estado tan segura como en ese momento, los dos morirían y por fin acabaría con su continúa amenaza. Se libraría por fin de la aflicción que le causaba el hecho de no haber podido matarlos en su momento.

Caminó hacia ellos, haciéndose paso entre la multitud con envidiable facilidad. Constantemente aparecían personas que se entrometían en su camino para impedirle el paso, pero no le costaba demasiado esfuerzo esquivarlas.
Sus pasos fueron deteniéndose hasta quedar completamente parada. Nada en su apariencia podría haber vaticinado que se preparaba para atacar.
Ella sabía que ellos la esperaban.
Ellos sabían que no tardarían en iniciar una nueva luchar, probablemente la definitiva.
- ¿Me espegabáis? –su voz sonó burlona, incitaba a un inminente enfrentamiento. No era necesaria una respuesta, estaba claro que iba a ser afirmativa.

Su mirada se clavó en la joven Dimlih. Ella sería su primer objetivo.
Aileen sabía que aunque el hechizo estuviera dirigido a ella, probablemente impactase en el vampiro. Lo esperaba, eran tan predecibles…
Se esforzó en canalizar toda la energía que fuera posible, había mejorado en esto y ahora lo realizaba mucho más rápido.
Cuando hubo canalizado suficiente dejó que esta escapase a través de sus manos en forma de un frío rayo de luz gélida. Iba dirigido hacia el ángel.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:12 pm

Estelle nota las miradas de odio que se dirigen hacia ella. No le importa nada, está dispuesta a seguir las órdenes de sus superiores. Mira a Damian, que cumple su cometido casi a la perfección. Ha matado al estúpido vampiro que ha defendido al ángel inútil. Lástima, no era él el objetivo al principio...

Una sonrisa malévola se asoma entre las facciones finas de la muchacha, dándola un toque amenzadador y peligroso.
Su eterna voz dulce ahora se atreve a elevarla entre el gentío:
-¡Todos en silencio! Los Legendge van a dominag todo este antgo y vosotgos no segéis nada ni nadie paga evitaglo. ¡El novio ha muegto! ¿Quegeis coggeg esa suegte? ¿No vegdad? ¡Pues todos a callag!

Su característico acento francés es bello en su entonación. Algún que otro listillo se rebela contra ella, pero esquiva sus patéticos ataques con facilidad absoluta. Nadie va a detenerla.

Un hombre de más edad, el Director de ese antro, se acerca a Estelle con intención de acabar con ella. La chica, ágil y rápida, da buena cuenta de un trozo de madera que ha roto con un hechizo y le estampa en la cabeza un golpe al hombre.
Cae insconsciente al suelo.
Estelle, llena de orgullo, mira a los invitados con rabia.
-Todos vosotgos, quietos.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:18 pm

He estado paralizado todo este tiempo, mirando todos los horribles sucesos a mi alrrededor, pero ya no aguanto más. Las palabras de la francesa han acabado por encenderme, así que me dirijo a ella con los ojos llenos de furia.
-¡CÁLLATE!
Un resplandor empieza a rodear todo mi cuerpo, es un rayo amarillo pálido y brillante. Doy un salto y me lanzo sobre la humana, dispuesto a hacer que muera bajo mis abrasadores rayos.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:18 pm

*Con un gruñido de rabia al oir sus palabras me lancé contra ella atacándola con todo lo que pude: colmillod, patas, arañazos con las uñas... Con todo lo que podía y un asi no era suficiente. Conseguí agarrar uno de sus brazos y darle un buen mordisco rompiendo algun que otro hueso al oir un crac.Enseguida salió sangre de la herida y la lamí gustosa, mirandola con unos ojos que ya no eran los mios. Seguí intentando causarle daño. No pararía hasta que no la matara. O por lo menos hasta que me la bebiera entera. Estaba descontrolada.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:20 pm

*Observo que un chico y Sel van a por la humana, adivinando mis pensamientos hacia ella. Me lanzo para arriba, impulsandome con las alas, para luego caer en picado sobre ella haciéndola moverse y temblar ligeramente a punto de caerse*

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:23 pm

-Si crees que vamos a quedarnos de brazos cruzados estás muy equivocada-digo con un tono que no es propio en mí. Está cargado de rabia y de malas intenciones.
Me transformo en feérico y vuelo hacia ella, concentrando energía en mi mano.
-¡Airis!

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:30 pm

Estelle consigue crispar los nervios de algunos invitados. Perfecto. Por fin iba a poder descargarse a gusto con alguien.
Un pequeño chico va directo hacia ella, que contraataca con una barrera que le devuelve el ataque. Se aparta para que el chico caiga al suelo y espera paciente a que su dolor le consuma.
Por si acaso, Estelle le remata con un conjuro de fuego, harta de su tontería.
-Lástima...egas mono.

Sin mucho remordimiento, Estelle se aleja unos pasos, cuando nota un potente dolor en su brazo. Se muerde el labio para no gritar. La maldita vampiresa está encima suya degustando su valiosa sangre.
-¡Fuega bicho!
Con un hechizo rápido, Estelle consigue desasirse de la vampiresa. Se aleja unos pasos de ella, sabeedora de que no estaba muerta.
Con un hechizo de curación, su brazo está algo mejor, pero sigue doliéndole. Suspira y se centra en el trabajo que aún tiene que hacer.

El ángel que hace nada estaba mirándola, intenta derribarla, volando en picado. Estelle sonríe maliciosa y, con su mano aún sana, enfoca hacia arriba.
-¡Fulmen!
Un rayo blanco alcanza a la chica, tirándola por los suelos, envuelta en su hechizo eléctrico. Es muy posible qu no sobreviva....pero quién sabe.

Por último le queda su mayor rival: Gustave. Estelle no tiene remordimiento alguno por tener que atacar al que un día fue su compañero. Omite sus comentarios de forma obvia, sin prestarle atención.
Lanza un simple ataque de aire que la muchacha para con una barrera mágica.
-Pobge Gussy...

Murmura burlona, riéndose después. Lanza un nuevo rayo contra Gustave, aún con las risas malvadas presentes.
-Cuánto siento pequeño necio que te cgeas supegiog. Dulces sueños pog un ggatito, Gussy.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:37 pm

*Veo algo que viene hacia mi. Quiero salirme de su trayectoria, huir; pero no puedo. Voy a demasiada velocidad. Voy derecha a él. Derecha a una muerte segura. Intento protegerme con los brazos quedando como un gesto infantil y recibo el impacto.
Mi respiración queda cortada al darme de lleno en el pecho, voy mirando todo con ojos desorbitados. Pero no ven nada, ven el vacío, ven la muerte que se acerca.
De repente caigo al suelo, pero apenas lo noto solo tengo ojos para la oscuridad presente a mi alredor. Notó como la sangre fluyé fuera de mi cuerpo, todavía cálido.
Ahora oigo chillidos, pero son ya difusos. Ahora todos se han callado o ya no oigo nada. Ahora me rindo a la muerte*

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:41 pm

*Soy lanzada por los aires y cai al suelo ahogando un gemido. Me levanté temblorosa. Veía todo borroso y la sangre que todavía seguía en mi gargante empezaba a arderme. Apreté con fuerza los colmillos en mis labios y luche por manterme de pie. Miré hacia la humana y acerté a ver otro rayo de luz, como venía hacía mi. Ya me daba igual. No tenía fuerzas. Cai al suelo al impactarme y quedé allí tirada en el suelo, tal cual muñeca de trapo*

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:44 pm

*Toda la fuerza y mi poder no son suficientes para destruir a la francesa. De pronto me veo envuelto en llamas, con un dolor agudo recorriéndome todo el cuerpo. Trato de gritar, pero el dolor es tan fuerte que no puedo moverme.

Dicen que toda tu vida pasa ante tus ojos cuando estás a punto de morir, pero no es cierto. Yo solo tengo en la mente el dolor que siento y lo inútil que me siento al no poder haber hecho la cosa por la que nací: Salvar al mundo.

Me siento despreciable e inútil cuando el último segundo de mi vida acaba*

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:46 pm

Algo impacta contra mí y me lanza al suelo, causándome un dolor tan fuerte que creo que em voy a volver loco. Dirijo una mirada a los ojos de mia antigüa compañera antes de perder la consciencia.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:48 pm

No me doy cuenta de la mitad de lo que pasa, solo tengo ojos para la traidora de Aileen. Parece que se está preparando para atacar, así que yo me preparo para defenderme.

No me resulta muy difícil ponerme delante de Dim y crear una barrera mágica que frena el hechizo azulado, tan propio en Aileen. La miro con verdadero odio, con ganas de arrancarle la cabeza y tirarla por ahí.
-¡NO VOLVERÁS A HACER DAÑO A MI ÁNGEL, BARBIE ZORRA!

Me sorprendo de mis palabras, porque no son las que suelo usar habitualmente. No sé por qué, pero esta es la vez que más me ha enfadado ver el rostro de la traidora. Puede que sea porque ha interrumpido el momento más feliz de la vida de mi amiga o porque simplemente no aguanto más su presencia, pero he decidido que no va a pasar un día más sin que acabe con su vida.

-¡FULMEN!-grito con toda la fuerza de mi alma.
La palabra activa el hechizo de rayo, que se materializa en la palma de mi mano y vuela veloz hacia Aileen. Toda la fuerza del rayo está dirigido hacia ella, no se ramifica ni pierde energía a medida que avanza.

Es el hechizo más poderoso que he creado en mucho tiempo, y va dirijido solo a ella.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:50 pm

Mi mente se encuentra en un estado de total horror. La gente grita, se mueve, huye...Noto el mal a escasos pasos de mi posición. Me giro instintivamente: Aileen.
Mis ojos se clavan en los suyos durante unos segundos. Ella...hoy es diferente, hoy parece más segura de sí misma. Esto no me gusta, pero voy a luchar.

Nade...
Miro el cadáver del que hace nada había sido el futuro marido de Kyoko. Me obligo a no derramar lágrimas por él ahora. Lloraré más tarde, cuando todo esto acabe. Lloraré por todos los caídos, por la felicidad de haber acabado con todos los Legendre. Acabaremos con ellos. Hoy es el día.

Mis ojos miran al frente y mi mano roza suavemente la de Adam, transmitiéndole mis ganas de combatir contra Aileen. Por si fuera poco, se mofa de nosotros con su típico acento francés.

Mi respiración es agitada debida a mi rabia, pero no dejo que nada me saque de mis casillas. Omito su comentario, simplemente.

Me mantengo en silencio, espectante.
Adam crea una barrera para protegerme del hechizo que lanza Aileen. De momento, todo está bien.
La furia de mi vampiro es infinítamente mayor que otras veces, lo siento. Mi corazón late con fuerza, sintiéndose libre y con ganas de acabar con ella de una vez.

Adam, con su potente voz, lanza un poderoso hechizo. Decido ayudarle. La muerte de Aileen es nuetsro objetivo ahora.
-¡FULMEN!
Un segundo rayo va directo a la humana, esta vez dirigido por mí. Siento la rabia, siento el odio, y todo va dirigido a ella.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:52 pm

Sentí que algo en mí se había roto en mil pedazos. No tenía fuerzas para levantarme. Quería seguir a Nade al otro mundo, a lo que quiera que hubiera después de la vida. Pero algo me lo impedía: Mi bebé.
El era el hijo de Nade. No podía matarlo. Era mi niño… mi pequeño niño… Debía protegerlo como pudiera. No podía quitarme la vida. No por el bebé. Seguí llorando sin hacer caso a la voz de Estelle.. Ya nada me importaba. Quería que Nade viviera, quería permanecer junto a él. Tenía mucho miedo, muchísimo miedo, pero poco a poco fue desapareciendo. Ya no tenía miedo. No temía al dolor. Nade ya había muerto, ya me habían quitado a lo que más quería, ya no me podían hacer más daño.
Me obligué a recordarme que todos mis amigos estaban allí y que debía luchar por ellos, aunque muriera en el intento.

Cerré los ojos con fuerza y los volví a abrir. Mi vestido blanco estaba lleno de sangre de Nade al igual que mi mano y parte de la cara. No me importaba mi aspecto.
Miré a Alice que estaba a mi lado y con una mirada entendí lo que me decían sus ojos "Tienes que luchar por el bebé... por Nade...".
Acto seguido me besó en la fuente.

Me dolían los ojos y sentía un terrible dolor de cabeza. Sin embargo, las lágrimas no cesaban, resvalando por mi mejilla silenciosamente.
Sentí como un nuevo sentimiento se apoderaba de mi: El de venganza. Levanté la mirada y la dirigí hacia Damian. Mis ojos no eran como los de antes. Estaban inyectados en sangre y un poderoso odio se reflejaba en ellos. No parecían los ojos que tenía en la boda. Para nada.
Me levanté y me dirigí hacia Damian andando silenciosamente, aunque mis pisadas resonaban entre el silencio, haciendo caso omiso de las palabras de Estelle, pasando por delante de ella.

-Me las pagarás -Susurré mirándolo con un inmenso odio. -Me las pagarás -Repetí arrastrando cada silaba, saboreándolas. Extendí las manos, mis manos repletas de sangre húmeda.
Tenía sed de venganza. Quería vengar a Nade.

-¡Airis!-Grite con toda la fuerza de mi alma, en dirección al asesino de mi amado Nade.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:53 pm

Me mantuve al lado de Ky, aferrándome a ella, y observando a Aileen, Damian y Estelle. Miré a Estelle y la furia advertía con controlarme. Ella nos había traicionado a todos. Aquella francesita que parecía tan inofensiva en su momento, había traicionado a sus amigos, si realmente lo eran. Entrecerré los ojos y suspiré y expiré intentado controlarme; debía animar a Kyoko no ella a mí. Pensaba en que perdería el control y los ojos se me anegaron en lágrimas pensando en la desafortunada boda que tenían Kyoko y Nade. Lo sentía mucho por ellos, ellos que se amaban profundamente y que la única intención que tenían era vivir juntos toda la vida; no entendía porque los Legendre les querían hacer daño, solo eran una joven pareja que esperaba un hijo, y que deseaban más que nada en el mundo ser felices. La respuesta me vino de inmediato: Solo ellos actuaban por placer y diversión, les entretenía y divertía profundamente hacer daño a otras personas; además, este lugar era el sitio idóneo para un atentado contra Luna llena: querían asesinarnos a todo.
De repente, el recuerdo de Lyon en el suelo me hizo que la furia fluyera en mí y que me hechizara, cegándome por completo y dejando que la rabia saliera de mi interior. Suspiré de nuevo. Lyon estaba bien, además de curarlo le había hecho un escudo, nada podría pasarle, me dije a mi misma, intentando calmarme.
Me giré hacia Kyoko y la abracé con todas mis fuerzas: ahora debía protegerla a ella y a Nade…y a mi sobrino, aquel bebé que se encontraba dentro de Kyoko, y que iba a nacer sano y fuerte, alrededor de dos padres que le amaban muchísimo, sin preocuparse de la amenaza de los Legendre, yo me encargaría de ello, aunque muriera en el intento.
Observé a Kyoko, no reaccionaba, se encontraba en una especie de shock. Con la mirada perdida, y sin mirar a nada. Nade la vuelve a la realidad pro u n instante, dándole un beso dulce, pero al igual de apasionado, cargado de amor, como si fuese el último. Los miré con una tristeza contenida. Oh, cuánto lo sentía. Me aseguré de que Kyoko se encontrase a salvo, protegiéndola con mi abrazo de cualquier amenaza.
Mi hermana debía de volver en sí. Si no, Kyoko y el bebé podrían sufrir daños terribles. La intenté reanimar, zarandeándola de un lado a otro
De pronto, algo me volvió a la realidad. Un hechizo de luz roja pasaba por mi lazo izquierdo, en dirección a Kyoko. Abrí la boca horrorizada intentando moverla de aquel lugar, cubrirla, pero no podía con Kyoko, ella, ahora embarazada, pesaba mucho más que yo. Mis fuerzas me abandonaron. Grité lo más fuerte que puede a Kyoko, diciendo que se moviera de allí, que se apartara, pero no me hacía caso.
Todo ocurrió en una fracción de segundo. Nade apareció sin saber muy bien de donde, y se colocó delante de Kyoko, protegiéndola gritando su nombre. Observé horrorizada, como el hechizo de Damian, cuyo objetivo era Kyoko y su bebé y que su hechizo de luz roja, un hechizo muy potente impactaba contra el pecho de Nade y cae al suelo.
Grité su nombre, y los ojos se me anegaron en lágrimas. Mi amigo, quizá mi mejor amigo, se encontraba inerte, tumbado en el suelo, derramando una gran cantidad de sangre. Vi como moría y las lágrimas comenzaron a caer. Nade, Nade…
Lloraba en silencio su perdida, mientras negaba con la cabeza y me tapaba la boca con las manos. Él…no podía ser posible, Nade, el chico amble, simpático, querido…se había ido a otra dimensión, la dimensión que ninguno de nosotros conocía, ni sabía lo que le esperaba allí.
Suspiré y me sequé los ojos con las manos, aunque las lágrimas no cesaban de brotar. Me fijé en Kyoko, que sollozaba arrodillada en el suelo, al lado del cuerpo de Nade. Aquella escena me hizo entristecerme más, aunque, reuní el valor que me quedaba y apreté la mano de Kyoko, agarrándola y zafándola para que viniese conmigo. Debía de protegerla, no debía morir, Nade se había sacrificado por ella y por su hijo…y le gustaría que yo la pusiese a salvo.
Me arrodillé a su lado e hice que me mirase a los ojos. Tenía que hacerle ver que su vida aún tenía sentido, que debía de luchar por ella por el bebé, que eso era lo que Nade había querido que hiciera…todo eso se lo dije con la mirada. Ella me comprendió al instante y le besé fuertemente en al frente. Luego la abracé, estrechándola entre mis brazos y besándole el cabello, como si de una niña se tratase…pero Kyoko ya no era una niña, sino que era ya adulta. Lo había demostrado abiertamente, había madurado ya pronto, cuando había conocido a Nade.
Noté como Kyoko intentaba zafarse de mis brazos y se levantaba poco a poco. Yo la miraba, admirando su fortaleza y su fuerza interior. La mirada y ano la tenía perdida, sino que miraba a Damian con odio y rabias irrefrenables, nada la iba a parar.
Comprendí en aquel momento que en ese instante Kyoko era mucho más fuerte que Damian o Aileen, que Estelle, o cualquier Legendre que se encontrara en la sala, porque la rabia por haber perdido a un ser querido, le hacía poderosa, muy poderosa. Sabía que iba a atacar con todas sus fuerzas, y me sentí orgullosa por ella.
Llevé el cuerpo inerte de Nade a un lado de la habitación, junto con el de Lyon, para que no sufriera ningún daño.
Volví corriendo al lado de Kyoko y vi como ésta lanzaba un hechizo a Damian, uno que nunca le había visto hacer. Había recobrado su fuerza, e iba a matar a Damian…no sin mi ayuda.
Casi sin darme cuenta, un hechizo brotó un de mi interior, intentando proteger a mi hermana. Fruncí el ceño al notar la energía que este emanaba; era muy poderoso.
En ese momento, la rabia me cegaba y no me hacía ver con claridad. Recité unas palabras, y al instante una luz amarilla y verde brotó en mis manos y fue en dirección a la esbelta figura de Damian, el asesino de Nade.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 9:59 pm

El hechizo de Damian no había llegado a su destino, pero tampoco era uno malo. Había matado al novio, y eso era incluso mejor que haber matadoa Kyoko.

De pronto vio dos pares de ojos mirándolo con rabia y empezó a reírse a carcajadas. Parecía que aquella tarde iba a tener que matar a la familia Meren al completo.
-Estelle, haz algo útil y encárgate de que nadie nos moleste. Quiero pelear con las hermanas a solas-su tono sonó divertido y despreocupado.

Estiró los brazos, abriendo las palmas tanto como le era posible y puso los músculos en tensión, esperando los ataques de las chicas. El primero fue una simple ráfaga de aire, así que le bastó con echarse a un lado para esquivarla.
El segundo fue alarmante.
Era un hechizo poco conocido y común, algo con lo que no trabajaba Damian muy amenudo. Un hechizo de magia blanca, pero que no dejaba de ser poderoso.

Junto las palmas de las manos y luchó unos instantes cuando el hechizo llegó. Sentía la asquerosa energía del ángel en cada fibra de su cuerpo, y eso lo asqueaba.
Cerró las palmas y el hechizo desapareció como si nunda hubiera existido.
-Muy bonito, chicas-dijo jadeando-. Me parece que os he subestimado, ¿sois capaces de hacer algo mejor?

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 10:00 pm

Noté como mi hechizo había fallado. Tenía que buscar algo más poderoso ¿Pero el que? Conocía los hechizos que habían practicado durante los cursos que había permanecido en Luna Llena.
Mi mente no podía pensar con claridad. La muerte de Nade me acosaba constantemente, su cuerpo cayendo al suelo, su herida… No podía.
Apreté los puños. Debía ganar. Por Nade. Tenía que matarlo. Tenía que conseguirlo. Tenía que vencer a ese engreído.
Por todos nosotros... pero sobretodo por Nade.

No sabía lo que haría. Busqué en los recuerdos me mi memoria algún hechizo fuerte, mortal, que acabara con el Legendre.
Bien, el primero había fallado. No había que alarmarse. El era Damian.
Entonces, me di cuenta del hechizo que había utilizado Alice. El mio había servido para distraerle y bajar la guardia. El de mi hermana había estado a punto de alcanzarle. Permanecí con mirándole fijamente mientras mi mente trabajaba lo más deprisa posible para pensar en un contrataque.
Noté su tono burlón y la ira creció en mi interior. Lo mataría. Usaría toda mi fuerza para matarle. Había que conseguirlo ¿Pero como?

Mis ojos estaban llenos de lágrimas de impotencia. Ya había dejado de llorar y las lágrimas se habían secado en mi rostro. Me froté las manos llenas de sangre y busqué la mirada de Alice. No sabía que hacer. Alice... No quería que ella muriera. Ella sola no podría con él. Debía ayudarla, no debía dejarme vencer por la impotencia. Pero no quería perderla. Tenía motivos para luchar y con esos motivos quería sacar toda la fuerza de mi interior.

Comprendí de inmediato la mirada de Al y sonreí. Un juego de mayores que jugábamos de pequeñas en el orfanato. Nunca había dado resultado… pero una vez se lo vimos a hacer a un importante mago que se quería deshacer de un niño deforme.
Era un hechizo muy poderoso. Tal vez… si lo usáramos… Asentí con la cabeza y esperé.
Las dos comenzamos ha mover las manos y a la vez de nuestras salió una luz violácea hacia Damian.
Era un hechizo demasiado poderoso. Sentí como las fuerzas me fallaban. Debía matar a Damian… si el hechizo fallaba… moriríamos… No tenía fuerzas…
Caí de rodillas y me desmayé cerrando los ojos.

Tema: Re: Salón de boda. Dom Jul 12, 2009 10:09 pm

Los ojos de Damian miraron desorbitados al gran hechizo violáceo que se dirigia hacia él. No podía ser, ese era uno de los hechizos más poderosos que se habían creado jamás, y estaba prohibido. A él mismo le había costado aprenderlo, y no sabía si sería capaz de pararlo.
¿No? Esataba seguro de que el hechizo acabaría con su vida, pero no le importó demasiado. Sabía que perderían la guerra justo después de poner los pies en Luna Llena. Todos sus habitantes amaban demasiado a la vida como para dejarla escapar tan fácilmente, pero él tenía la esperanza de poder derrotarlos.
Ahora sabía que su deseo nunca se cumpliría.

Extendió las manos de nuevo, creando una barrera roja y brillante, con la pequeña esperanza de que pudiera hacer algo para frenar el poderoso hechizo que se le venía encima.

Por unos segundos creyó que se salvaría, ya que pudo parar el hechizo de las hermanas sin demasiada dificultad. Pero enseguida las fuerzas empiezaron a fallarle y no vio más que luz violeta a su alrrededor.

Un dolor le recorrió todo el cuerpo, era insoportable, no podía hacer nada, iba a morir...
Su último pensamiento se lo dedicó a Aileen, su Princesa de Hielo. Jamás había sentido algo tan poderoso por una persona, aunque fuera una humana. Ella era especial, bella y despiadada como nadie... y él estaba enamorada de ella en secreto. Si el resto de los Legendre se hubieran enterado de que sentía eso por alguien, no le habrían dejado continuar con la guerra. Esa clase de sentimientos no eran los que se admitían en la famia Legendre, consideraban que distraían la mente de las cosas realmente importantes.
Creyó ver el rostro de la mujer a la que amaba entre tanta claridad, pero eso no pudo ser cierto.
Ahora solo esperaba que su Princesa de Hielo consiguiera cumplir los objetivos de los que él no había sido capaz en su corta vida.

Dos simples chicas consiguieron derrotar a Damian, conseguieron matar a uno de los hechiceros más poderosos que hubieran existido jamás.