Las habitaciones de las chicas

Pasó sus manos por detrás de su espalda, acariciándola. Se estaba empezando a divertir. -Será imposible, querida. -Siguió hablando en el mismo tono. -Que tú me pongas es inevitable.

-Suéltame.-dije, notando como cada vez mi fuerza de voluntad era menor. Estaba hecha un lío. ¿De verdad me había acostado con Evan? No me lo podía creer, era imposible, sinceramente. Le empujé un poco para que dejara de acariciarme, pero no fui capaz de retirarle lo suficiente.

Sí, sería realmente divertido. No retiró las manos, las bajó hasta sus caderas. Ya era más que un castigo por haberle quitado la petaca, se lo estaba tomando como un juego. -¿Suéltame? Anoche no decías lo mismo.. - Pausó y se mordió el labio inferior. -Es más.. decías todo lo contrario. -El tono del muchacho era tranquilo, casi un susurro.

Sus manos ya se posaban donde la espalda pierde su nombre. Realmente se lo había creido, y la verdad es que no le había resultado difícil convencerla. -Sí, muy borracha. -Sonrió pícaro. -Y creo que deberías beber más a menudo. Puedes llegar a ser realmente divertida.

Escuchó atento. Finalmente había caido en sus enredos. -¿Alcohol? -Sacó la petaca, que ya estaba casi vacía. La abrió y le dió el último trago. La guardó y posó la mano donde la tenía, acercando el cuerpo de la chica al suyo. -No queda alcohol. Te lo bebistes todo. -Sonrió. -Pero te perdono. Juguemos.

Se separó unos centímetros. -Anoche no pasó nada entre tú y yo. -Susurró. Volvió a pegar sus labios a los de la chica, para besarlos. La pegó ahora todo lo que pudo a su cuerpo.

Se separó nuevamente. Sonrió. Se esperaba otra reacción después de todo. Notó que tenía demasiada ropa así que desabrochó el botó de su chaqueta y se la quitó. Bajó sus labios para besar su cuello, mientras tanto sus manos desbrochaban uno por uno los botenes de su camisa.

Se dejó llevar hasta la cama, quitándose la camisa antes de llegar a ella. Se tiró en ella boca arriba, para que la chica ocupara la posición encima de él. Sus manos se volvieron a posar en su tasero, pero ahora estaban debajo de su ropa interior. Dejó escapar un suspiro placentero mientras disfrutaba de los besos que Jenni dejaba sobre su pecho.

Bajó sus manos a donde estaban las de Jenni, desabrochó el botón de su pantalón y bajó la cremallera. Mientras su boca mordisqueaba el lóbulo de su oreja y bajaba su cabeza para que su lengua jugueteara con el cuello y la de la chica sus manos se entretuvieron desabrochando ágilmente el sujetador, para despues tirarlo. Sus manos bajaron hasta la prenda que le quedaba y la bajó hasta la altura de las rodillas, ya que la posición de la chica no le permitía quitársela del todo.

Escuchar sus gemidos le exitaba. Le dió un breve beso antes de introducir su miembro en el sexo de la chica. Posó sus manos en las caderas de esta, para acompañarla en sus movimientos. Ahogó sus insonoros gemindos dandole cortos besos, su boca transitaba de vez en cuando por su cuello, dejando algún que otro chupetón.

Se le escapó una sonrisa cuando pasó la sábana por encima de ambos. Antes de esto había visto su pelo. Con una de sus manos se lo apartó de la cara, sin cesar la danza. Cuando el pelo ya no le molestabas a la chica movió la mano que había empleado para apartarlo hasta uno de sus pechos, mientras aceleraba el ritmo de las penetraciones. Sus labios volvieron a su cuello. La mano que seguía en sus caderas seguía acompañando el ritmo, bajando también hasta su trasero y acariciandolo levemente de vez en cuando. La otra mano pelliscaba en ocaciones el pezón del pecho en el que estaba situado.

Se incorporó levemente para cambiar de posición, de forma que ella quedara debajo. Sin sacar su miembro del de la chica y sin enredarse con la sábanas quedó finalmente encima de ella. En esta posición estaba más cómodo, así que sus penetraciones fueron más rápidas y profundas. Sus cabeza bajaba desde el rostro de la chica hasta los pechos de esta recorriendo su piel con la lengua. Cuando llegó a los pechos su lengua jugueteó con sus pezones y los mordisceaba levemente, sin causar daño. Sus manos se situaban a los lados de los brazos de la chica, sobre la cama, soportando todo el peso de su cuerpo.

Llegó al clinmax a la misma vez que la chica, terminando en sus adentros. Dejó escapar un gemido de placer a la vez que agarraba la sábana y la apretaba con fuerza. Quedó abarazado a Jenni unos insantes después del orgasmo, para después tumbarse a su lado. Intentaba ahora controlar su respiración para calmar su cansancio.