Habitaciones de los chicos

Me mordí el labio inferior, finjiendo pensar. -Mmm.. Sí. -Dije sin andarme con rodeos.

Volví a imitar mi gesto anterior, me mordí el labio inferior y fingí quedarme pensativo unos escasos segundos. -Mmm.. No. -Dije rotundamente.

Sentí como su labio rosaba el mío. -Segurísimo.. -Susurré y la besé.

La agarré por la cintura y la acerqué a mi. -Pues esto es solo el principio.. -La besé. -Y todavía tengo que explicarte las reglas.

Subí mis manos a modo de caricia, volvieron a bajar y se situraron en su culo. La pegué totalmente a mi, quería transmitirle mi calor. -Son reglas bastante básicas. -Susurré. -Ganas si yo creo que puedes ganar, solo tienes que esforzarte para demostrarme que quieres hacerlo.-Pasé mi lengua desde sus orejas hasta su pecho. Volví a subir mi cabeza y me entretube besando su barbilla, para volver luego a su boca.

Hice una pausa entre beso y beso para quitarle la camisa. Acariciaba ahora su espalda desnuda con pasión mientras la besaba. Fuí bajando, recorriendo su cuerpo con besos, desde su cuello hasta su pecho y posteriormente hasta su ombligo. Allí mi lengua se entretuvo jugando con su ombligo un instante, hasta que volví a subirla cabeza, llenando su cuello de besos.

-¿Qué mejor lugar que este? -Pregunté sin esperar respuesta mientras bajaba sus pantalones.

Desabroché ágilmente su sujetador, quitándoselo y tirándolo al suelo. Bajé mi cabeza besando sus pechos, jugueteando con sus senos. Levanté mi cabeza para recorrer con mi lengua todo su cuerpo, desde la cabeza hasta los pies.

Continué besándola mientras mis manos bajaron acariciando su abdomen, metí las manos debajo de sus bragas e introducí mis dedos en su vajina. Sacándolos y metiéndolos repetitivamene, procurando ofrecerle el máximo placer posible.

Me agaché, arrastrando con mi movimiento sus bragas, hasta quitárselas. Mi cabeza quedaba a la altura de su ombligo, así que la agaché un poco y me propuse hacerle delicias con mi lengua. La introduje en su vajina, haciendo movimientos con los que prentendía hacerla gozar.

Introduje mi miembro en su boca y enrredé mis manos en su pelo. Movía mis caderas y a la vez acercaba y alejaba su cabeza, a un ritmo lento, suave pero placentero.

La levanté y la pusé contra la pared, besé ansiosamente su cuello. La alzé levantandola con mis manos en sus nalgas, atrapándola contra la pared e introduciendo mi miembro viril. La subía y bajaba con la fuerza de mis brazos, mi obejtivo: hacerla gozar de placer.