Habitaciones de los chicos

-Ya lo he conseguido. -Dijo con los ojos iluminados.

-Contigo me cuesta conseguir lo que me propongo.. -Hizo una breve pausa. -Pero lo consigo al fín y al cabo.

-No tendré más remedio que sacarte las palabras a la fuerza.. -Le arrebató la piruleta según la sacó y se entretuvo unos segundos en sacarla del envoltorio para metérsela en la boca.

Volvió a quitarle la piruleta. -No me tientes.. -Se metió la piruleta en la boca y cerró los ojos.

Viró su cabeza y abrió los ojos para mirarla. -Quiero una piruleta.

Desplazó su mano hasta la cara de Sheeba. Abrió la boca de la chica con sus dedos y sacó de ella lo que quedaba de la piruleta. Se la metió en la boca. Volvió a posicionar la cabeza como antes y cerró los ojos.

La mordio y se la tragó. -No hay piruleta. -Sonrió pícaro.

Calló unos segundos. -Mi lengua todavía conserva el sabor de la piruleta. -Continuó sin abrir los ojos. -Es todo lo que te puedo ofrecer.

Soltó media carcajada. -Veinte piruletas.. Lo apuntaré. -Dijo burlón.

Se abalanzó sobre ella y la tumbó. Se quedó encima de ella y le arrebató el permanente. -Tranquila, no me olvidaré.. -Se colocó de tal manera que no pudiera moverse y comenzó a dibujar en su cara.

Terminó de dibujarle unos bigotes de gatito, colorear su nariz de negro y de dibujar algunos garabatos más y se quitó de encima. -Ya está. -Buscó la tapa del permanente, lo cerró y se lo devolvió. -Haz quedado preciosa. -Se tumbó de nuevo.

Sacó un espejo y se miró el rostro. La chica había borrado el número veinte que le recordaría que tenía que darle veinte piruletas. -Creo que no me acordaré de las piruletas.. -Volvió a guardar el espejo.