Puerta Principal

-Evan, encantado. - Dejo mis maletas al lado de las suyas y me siento a su lado. -Pués estamos apañados.. - Dejo escapar un suspiro y vuelve a iluminar mi cara la misma sonrisa que antes.

-Cierto.. Además, no se si lo sabrás.. Dicen que en este internado suelen entrar a robar, y que han visto aparecerse fantasmas, espíritus o no se qué demonios.. - Miro a mi alrededor atento y hago desaparecer la sonrisa, intentándo adquirir algo de credibilidad para asustarla.

Mi intento de diversión había sido todo un fraude. Bajo la vista, desilusionado. -Tu maleta atravesaría al fantasma..

Levanto la vista y la miro, luego dirijo la vista hacia las maletas y otra vez a ella. Ciertamente un golpe de esa maleta podría acabar con mi corta vida. -Prueba.. - Murmuro.

Me acomodo en el sofá y la miro. -Sentado, por supuesto. - Sonrío.

Por unos segundos creí que realmente me iba a dar. Un alivio recorrió mi cuerpo cuando bajó la maleta. -En fín, mucha maleta para tan poca mujer. - Sonrío con una sonrisa diferente, un tanto pícara.

Mi cara, me había dado un golpe bajo. Bajo la mirada. -Estaba finjiendo, ¿Sabes? Para darle más creibilidad al asunto..

Me cruzo de brazos, aún con la mirada baja. -No soy tan mal actor.. ¿Verdad?

-Pués será en lo único que no sea bueno. - Digo con un tono prepotente, pero divertido.

-Ya, bueno, dejemos de hablar de mi. Ya bien conocidas son en todo el mundo mis dotes de actor y todas mis demás habilidades. ¿Qué me puedes contar de tí? ¿Sabes hacer algo, sin ser tirar maletas a perdidas e indefensas personillas?

-Tampoco es gran cosa.. - Comento restandole importancia. -Quizás te puedas ganar la vida tirando maletas. - Sonrío.

-Tienes ideas fabulosas. Le digo irónicamente, sonriendo. -Y bién, ¿Qué te ha hecho llegar aquí?

-Oí rumores de que venías a este internado, no pude evitar venir lo más rápido posible. - Sonrío.