Bosque Oscuro

Llegué con la elegancia propia de mí, estaba muy aburrido, necesitaba encontrar a alguien con el que entretenerme.. Caminé a paso ligero por aquel lugar hasta que ví la figura de una chica. Me dí cuenta de que era Eli en cuanto me acerqué unos metros. Caminé hacia ella, era mi solución. -Hola Eli. -Sonreí encantador. -¿Qué hace una hermosa damicela como tú tan sola por estos bosques?

Noté en su tono algo de desagrado. Dudaba que fuera yo el motivo de tal cosa, así que no me importaba en absoluto lo que le causaba su actual estado de ánimo. -Buscando hermosas damicelas a las que comerme. -Bromeé pícaro, guiñándole un ojo. -¿Cómo estás? -Pregunté por cortesía más que por interés, además.. me intuía la respuesta.

¿Damicela particular? Damicela existía en mi vocabulario, y particular también, pero las dos palabras en conjunto era la primera vez que oía. -No, supongo. -Le eché una mirada. -Si quieres puedo probar contigo, y quizás.. -Dejé la frase en el aire, sonreí pícaro.

A esta personilla se le había subido bastante la autoestima. Nadie era mucho para mí, y menos ella y además me estaba pidiendo a voces que se lo demostrara. -Soy irresistible pequeña, no te crees falsas esperanzas. -Sonreí.

Me senté pegado a ella. -Y la elegida.. ¡Eres tú!

No sabía por qué, pero me daba la sensasión de que tenía más informasión de la que yo suponía, o de la que yo sabía. Se me escapaba algo y no sabía qué era. -¿Quienes son esas chicas?

La señalé con el dedo. -Tú. -Apunté sonriente.

Sin mediar palabra acerqué silenciosamente mi cara a su cara y la besé.

Le di otro beso, me levanté y salí de allí.

Tiritando por en medio del bosque oscuro, intentaba encontrar la salida. No podía desplegar las alas porque no tenía suficiente espacio para despegar con tanto álbol. Entre las pisadas de ramas secas, se podía oir un murmullo casi inaudible:
- Siempre me pasa lo mismo... Es que no me extraña... - Mi conciencia continuó regañándome un buen rato.

Aparezco desde las sombras y saludo a Rikki.

-Sobrevivo,¿y tú?